Cuando llega octubre, hay un cambio de estación que nos permite disfrutar de una variedad de frutas que no podemos disfrutar durante el verano. Si bien nos despedimos de una estación que tiende a ser rica en frutas hidratantes, el otoño trae otras que son sabrosas y sorprendentes. Hoy vamos a hablar del Caqui, una fruta que cada vez tiene más aceptación en nuestro país. Sus propiedades y sus variedades, para que puedas elegir y darle mil y un usos en tu alimentación otoñal.
El Caqui, o palosanto, es el nombre genérico de varios árboles cultivados por sus frutos llamados caquis. El nombre procede del japonés kaki (柿 – カキ). El nombre científico del caqui es Diospyros kaki, que significa «fruta del fuego divino». Existen distintas especies de consumo, de tamaño y sabor diferenciados, entre las que destacan el caqui de China, el de Japón y el americano. En España hace ya tiempo que se cultiva en las riberas del Júcar y el Segura. La baya puede ser ligeramente astringente y tiene la particularidad de que no se puede consumir en el momento de la recolección, ya que necesita un proceso de maduración apropiada debido a su aspereza.
Las variedades más astringentes se dejan madurar completamente en el árbol y las menos maduran después de la cosecha. Tiene un color anaranjado rojizo que recuerda al tomate, con pulpa suculenta, dulce y gelatinosa. Quizás la variedad que mejor conocemos aquí es la Persimón, de color rojo brillante, que puede consumirse con cuchillo y tenedor. La variedad clásica es más blanda y se puede consumir con cucharilla.
Las propiedades del Caqui
El Caqui es una fruta que se recomienda porque contiene caroteno y criptoxantina, ambos ricos en vitamina A. También tiene un alto contenido en vitamina C, potasio, azúcar y glucosa. Todo esto contribuye a que sea un antioxidante con efectos beneficiosos para disminuir el riesgo de determinadas enfermedades degenerativas (cáncer, cataratas, problemas cardiovasculares, etc.). También se recomienda su consumo para combatir la diarrea y la colitis.
Una vez en casa, lo habitual es consumirlo pelado y directamente, como muchas de las frutas que conocemos. Lo que muy poca gente sabe es que tiene muchas formas de consumirse. Como fruta fresca es deliciosa aunque también se puede servir para mermelada, crema helada, sorbete, flan, pastel, pudín o bebida refrescante. Lo más habitual es que forme parte de alguna tarta o postre (hablaremos de ello a continuación), pero también puede consumirse a la plancha o formando parte de una vinagreta. Para esto último, existe una receta con ajos frescos pelados, chalotas y dados de Caqui. Se pica todo finamente, se pocha en sartén con un poco de aceite. Después se deja templar y se pasa todo a un bol con un chorrito de vinagre, otro de aceite de calidad y una pizca de sal. Esto nos indica que el Caqui acompaña perfectamente no sólo como vinagreta sino como ingrediente principal de cualquier ensalada, y acompaña especialmente bien con la endivia porque sus sabores se complementan.
El Caqui en repostería
Sin duda, el Caqui puede servir como alternativa a todo tipo de topping que queramos poner encima de tartas con masa quebrada, hojaldre o galleta. Puede sustituir a la manzana, al melocotón o las fresas en nuestras tartaletas. Y sabrá mejor aún si ponemos encima un glaseado o un almíbar. Podríamos extendernos con una sabrosa receta de tarta con Caqui, pero la que nos ha sorprendido de verdad es la que lo utiliza como ingrediente estrella en una receta de pannacotta, junto con galleta belga; así que vamos con ella.
Ingredientes:
3 kakis Persimon
20 cl de nata líquida
30 g de azúcar
1 cucharadita de extracto natural de vainilla
1 ½ hojas de gelatina
4 galletas tipo spéculoos o Lotus
Preparación: Reblandecer las hojas de gelatina 10 min en el agua. Mezclar 2 kakis Persimón con 2 cucharadas soperas de nata, el azúcar y la vainilla. En una cazuela, llevar a ebullición los restos de nata. Retirar del fuego y añadir la gelatina escurrida, removiendo para disolverla completamente. Verterla en el puré de kakis Persimon, mezclar rápidamente y repartirla sin espera en los vasos. Dejar la mezcla 3 horas en la nevera. Triturar las galletas belgas hasta conseguir un polvo grueso. Sacar la panna cotta de la nevera 15 minutos antes de servir y espolvorear con el polvo de galleta. Si lo prefieres, puedes sustituir la galleta por otro topping; nosotros lo hemos encontrado delicioso con unas semillas de granada.
En otros post hablaremos de nuevo sobre formas utilizar las frutas de temporada y los distintos usos que tienen. Como puedes ver, combinando fruta y otros ingredientes puedes salir de la sana rutina de comer fruta en crudo sin más. Esperamos que te hayas atrevido a preparar esta receta siguiendo nuestros pasos. Anímate a comentar y opinar sobre el resultado, etiquétanos con el hashtag #fruteriasilvestre en Instagram para que podamos ver y compartir tu comentario con nuestros seguidores.