La sandía es una de las frutas más apreciadas y demandadas cuando el calendario se acerca a valores elevados del termómetro. La primera de sus propiedades es que tiene un alto contenido en agua, por tanto, es particularmente refrescante para los meses más calurosos del año. Además, su sabor es suave, dulzón y agradable, que en parte se debe al licopeno, un pigmento carotenoide y antioxidante que otorga el característico color rojo a muchas frutas y verduras.
Teniendo en cuenta los datos de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), sabemos que la sandía es una fruta ideal para complementar cualquier dieta. Al contener casi un 95 % del peso total en agua, tiene un valor energético muy bajo. Las propiedades beneficiosas vienen dadas por su contenido en cantidades apreciables de diversas vitaminas y minerales, aparte de una modesta cantidad de fibra. Potasio, magnesio, ácido pantoténico y pro-vitamina A, son otros de los elementos que mayor presencia tienen en el interior de esta fruta carnosa y agradable al paladar.
Para beneficiarnos de todas sus propiedades hay variedades distintas, desde las ecológicas sin pepita a las más tradicionales, con pepitas. Sea como sea, el truco para conseguir una buena sandía es elegirla entre las que tengan más peso. Cuanto más pesada sea, mejor. Esto nos ayudará a encontrar una que sea dulce y sabrosa.
¿Qué beneficios directos tiene la sandía para la salud?
Dos de las cualidades más apreciadas en la sandía, aparte de su contenido hídrico, son que mejora la salud cardiovascular y alivia la fatiga muscular. Consumir sandía promueve el metabolismo de arginina y citrulina, lo cual es muy positivo para el corazón y la hipertensión. Los nutrientes que permiten mejorar la salud cardiovascular y prevenir problemas del corazón son el licopeno, las vitaminas A, B6 y C, y los minerales magnesio y potasio. Del mismo modo cuando hacemos un esfuerzo, practicamos deporte o realizamos una larga jornada de trabajo, acabamos almacenando ácido láctico y amoniaco en nuestros músculos. La composición de la sandía, rica en L-citrulina, es perfecta para que los músculos se relajen y obtengan energía de nuevo. Por este motivo, es muy recomendable consumir sandía después de hacer un esfuerzo físico. Además, su contenido en potasio refuerza el aparato muscular y el sistema nervioso y nos ayuda a hidratar el organismo.
¿Por qué es una de las mejores frutas para los niños?
Ya hemos mencionado el sabor dulce y refrescante de la sandía. Esto la convierte en una de las frutas más apreciadas por los niños. Generalmente la pueden tomar a partir de los 8-10 meses, cuando la textura ya no supone ningún problema para su boca y pueden disfrutarla plenamente. Simplemente, hay que prestar atención a que los niños ya estén en una edad idónea para poder masticarla porque algunas sandías tienen una textura más crujiente que otras. Del mismo modo, cuando los niños comen sandía, mejora el crecimiento y la función de los dientes porque esa textura es amable para ellos.
Entre los principales beneficios que tiene la sandía para los niños encontramos los siguientes:
- Buena para el corazón: Al igual que ocurre en los adultos, la sandía refuerza el corazón del niño por su contenido en licopeno y otros carotenoides antioxidantes. Este aporte nutricional reduce también el ratio de posibles ataques de asma. Lo mejor para aumentar este beneficio añadido es que la fruta se presente cortada, en vez de ser servida en zumo.
- Mejora la vista: Al contener vitamina A, la sandía contribuye a mejorar la vista de nuestros niños. Otro beneficio de esta vitamina es que la piel se vuelve más saludable y radiante.
- Fuente de Vitamina B: La sandía contiene esta vitamina, que es esencial para la producción de glóbulos rojos, desarrollo del sistema nervioso, refuerzo del sistema inmunológico, desarrollo del cerebro y reparación de las proteínas. Es decir, la sandía en un claro potenciador del metabolismo de nuestros hijos.
- Mejora la digestión: Por su contenido en fibra, la sandía mejora el tracto intestinal en los niños y además contribuye a adquirir otros elementos que facilitan la digestión.
- Mantiene la hidratación: Por su elevado contenido en agua, la sandía mantiene al niño hidratado y corrige cualquier alteración en el balance de fluidos corporales. Esto previene la deshidratación en los meses más calurosos del verano, especialmente cuando tu hijo está jugando y suda con profusión. Gracias a su contenido en electrolitos, también ayuda a prevenir posibles golpes de calor.
- Desarrollo de los huesos: La sandía también contiene algunos minerales (magnesio, calcio y manganeso entre ellos) que ayudan al desarrollo musculo-esquelético. El calcio es importante para producir hormona del crecimiento, y el magnesio ayuda en la función del sistema nervioso de los niños.
Como puedes ver, la sandía es una de las frutas más apreciadas para los meses de calor intenso, por sus propiedades de todo tipo y por su buena aceptación entre los niños. No dejes de consumirla, y si quieres puedes pinchar aquí para preguntarnos por ella.
